Las hipotecas para no residentes son un tipo de préstamo hipotecario que conceden las entidades financieras en España para que extranjeros o españoles cuya residencia fiscal está fuera puedan acceder a una segunda residencia en nuestro país.
La documentación económica que se solicita a los ciudadanos no-residentes para evaluar la concesión de la hipoteca es la específica de cada país. Los clientes extranjeros que más oferta tienen de este tipo de préstamos hipotecarios son los británicos y los alemanes, si bien hay muchas otras nacionalidades que pueden optar a esta forma de financiación.
Normalmente los bancos no conceden a los no residentes financiación por encima del 80% o incluso el 60% del precio de compra-venta de la vivienda, lo que implica que hay que tener dinero ahorrado para pagar los gastos (que en España rondan el 10% del precio de la casa) y un 20% del precio del inmueble. Tras el estallido de la crisis hipotecaria, estos porcentajes se han reducido aún más, no siendo extraño que financien solo el 50% del precio de adquisición del inmueble.
La razón de que sean más estrictos con este tipo de cliente que reside en el extranjero es evidente: en caso de impago, es prácticamente imposible embargarle bienes del extranjero, con lo que la única garantía que le queda al banco es el bien inmueble financiado en España.
Si bien es posible que la entidad financiera en España acepte recibir la documentación escaneada o por correo postal, normalmente se exige la presentación de los originales en persona, al igual que la firma ante notario.
No hay que confundir los préstamos hipotecarios para no residentes con las hipotecas a extranjeros para residentes fiscales en España. Las hipotecas para residentes en España, sean nacionales o de otro país, son hipotecas normales para adquirir una primera o segunda vivienda. Las hipotecas para no residentes dependen de que los clientes paguen sus impuestos fuera de España, no de su nacionalidad.